Quiero escribir un pequeño homenaje, a esas mujeres estupendas, maravillosas que han sido capaces de hacerlo todo. "Licenciada en Hogar" le he repetido multitud de veces a mi madre cuando a una pregunta mía me contestaba:"hija, yo de eso no entiendo, tú sí que sabes..." .
Para mí, mi madre, mi abuela, al igual que las de tantos otros, son los paradigmas de la perfeción. No son las ejecutivas -que en las películas siempre saben lo que responderle al chico de sus sueños-, y tienen unos cuerpazos de infarto, adornados con bolsos de Prada, botas de Gucci, trajes de Armani (para el día), para la noche Valentino..., no, son esas otras abnegadas, que olvidaron su vida para atender las nuestras, que igual nos preparaban unos platos de infarto, que nos hacían preciosos vestidos que podrían ser la envidia de Mrs. Beckam...
Eran capaces de llevar a cabo...cualquier cosa, y siempre, siempre, estaban ahí.
Han pasado unos cuantos años, y mi grito de guerra sigue siendo: ¡¡¡MAMÁ!!!...
Y cuando los surcos del tiempo dejan su huella en sus rostros, se transforman en más estupendas que nunca..., y más dulces que nunca al convertirse en abuelas pacientes y sabias...
